miércoles, 9 de enero de 2013

"la pluma y el tintero"



domingo, 11 de abril de 2010


Soledades, galerías y otros versos. 

Antonio Machado.

 Los álamos y el río Duero.



Yo voy soñando caminos de la tarde.
¡Las colinas doradas, los verdes pinos,las polvorientas encinas!...¿Adónde el camino irá?

Yo voy cantando, viajero a lo largo del sendero...- La tarde cayendo está-."En el corazón teníala espina de una pasión;logré arrancármela un día:ya no siento el corazón".

Y todo el campo un momento se queda, mudo y sombrío,meditando. Suena el viento en los álamos del río.
La tarde más se oscurece; y el camino que serpea y débilmente blanquea se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:"Aguda espina dorada,quién te pudiera sentiren el corazón clavada".



sábado, 10 de abril de 2010

Centenario de Miguel Hernández.

"Para la libertad"

Un Miguel alegre, risueño... No se puede decir de él que tuvo una juventud porque, era joven, le faltó eso:  gastar su juventud. Quièn  robó la juventud a Miguel... El hombre acechador, no cabe duda.

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.Para la libertad, mis ojos y mis manos,como un árbol carnal, generoso y cautivo,doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,y entro en los hospitales, y entro en los algodonescomo en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazosde los que han revolcado su estatua por el lodo.Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,ella pondrá dos piedras de futura miraday hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcanen la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoñoreliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.Porque soy como el árbol talado, que retoño:porque aún tengo la vida.
" El hombre acecha"

MIGUEL HERNÁNDEZ  (1938-39)



Alberti, Rafael Alberti


Dicen los que le vieron venir que vestía un pañuelo en el cueyo impecablemente colocado, que vestìa un blazer, una camisa blanca, tan blanca como la melena ondulada que proteje los poemas que van naciendo en su cerebro: "Rota, dónde están tus huertos".

De "Marinero en tierra"

    Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera. 


   Llevadla al nivel del mar
y nombrarme capitana
de un blanco bajel de guerra. 


   ¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!


 ***
!Qué altos
los balcones de mi casa!
Pero no se ve la mar.
!Qué bajos!

Sube, sube, balcón mío,
trepa el aire, sin parar:
sé terraza de la mar,
sé torreón de navío.

¿De quién será la bandera
de esa torre de vigía?
!Marineros, es la mía!
 
***
   Gimiendo por ver el mar,

un marinerito en tierra

iza al aire este lamento:

   ¡Ay mi blusa marinera!
Siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera.


Pero otros decían que era blanco el traje, que era un sobrero de paja y que en el cuello llevaba
un fular malva para que San Pedro cuando le vea llegar diga:
"Olé los hombres con garbo". 

Libertad sin ira. 
Dolores, Alberti, un día histórico.
 
 

 

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