En el fragor de la tormenta...

En el fragor de la tormenta, cuando el agua caía con más intensidad, cuando el trueno y el rayo iban juntos y el granizo no era granizo que era piedra, ella llegó. En el pequeño tramo que va de la puerta del coche a la puerta de la casa quedó empapada. La madre abrió y ella depositó en el suelo una bolsa llena de cosas, seguramente los regalos que él le hizo a lo largo de su relación y que ya no quería ni verlos. Giró sobre sí y se fue a toda velocidad. Unas manzanas más allá se detuvo para llorar, apoyados los brazos sobre el volante y la cabeza sobre los brazos. Estremeciéndose todo su cuerpo.
 Unas horas antes...

"... riiiing riiing..."  Ya está aquí, dijo la madre.

- ¿Diga?

- Qué pasa que no viene -dijo ella.

- No se encuetra muy bien... Está como mareado...

- ¿Ah si? Yo también estoy como mareada de luchar contra esas zorras llamadas María y Adicción. Se acabó. Estoy cansada de ir por el mundo "coronada".

- Espera, hablemos, por favor no cuelgues, él es bueno, dale otra
oportunidad... Siiiiiii? Estaaaaaass? Ha colgado. Creo que si, que esta vez se acabó. Pobre novia. Pobre hijo mío. Pobres de nosotros sus padres, sus hermanos... La novia tiene razón: maldita zorra la tal María.